Lo esencial
“lo esencial es
invisible a los ojos”.
Esta es la frase que nos
enseñó el principito,
pero ¿Cuántos se lo han cuestionado? ¿Qué es
“lo esencial” exactamente?
Cuando yo era solo un
niño, las personas mayores tiraron por la borda mi carrera de artista. “Dedícate
a cosas más serias” me
dijeron, estudia medicina; estudia ingeniería; estudia derecho; ¿les suena
familiar? como si el arte no tuviera seriedad, como si no fuera suficiente.
Pero el arte es libertad
señoras y señores, y debería ser suficiente, pues el arte nos acerca a eso que
hemos perdido, a la parte más natural que tenemos y que reprimimos, a los
sentimientos. Emocionémonos.
El principito tenía una
noción de las cosas serias distinta a la de las personas mayores. él nunca
entendió a los adultos. Pues, mientras estos se preocupaban de problemas
matemáticos y estadísticos, como, por ejemplo, de la economía, nuestro
amiguito, se OCUPABA de problemas, ¿cómo decirlo? De problemas importantes,
como, por ejemplo, de su planeta.
Que los jóvenes se estén
haciendo cargo del medioambiente hoy, no es coincidencia, ni lo fue cuando la
lucha fue la educación, la democracia o la libertad. Pasamos diciendo que los
niños son el futuro cuando en realidad son el presente. Actúan de manera tan
autentica que nos dan el ejemplo, su visión del mundo no es más infantil, es
más real, no tienen por qué guardar
las apariencias ni reprimir sus emociones. piensen
¿Cuántas veces un niño nos ha quitado las palabras? ¿Cuántas
veces nos enseñan, nos dejan pensando? Y aunque apreciamos su manera de ser y
de pensar ¿los escuchamos en realidad? ¿hacemos nuestros, sus problemas? ¿los
tratamos como se merecen, con cariño? ¿le
decimos lo orgullosos que estamos de ellos? Sensibilicémonos.
Porque, mientras tanto
¿qué hacemos los adultos? ¿Qué les enseñamos? ¿Qué queremos ser? ¿acaso
queremos ser “soberanos” de todo como el rey? ¿acaso necesitamos ser admirados?
¿tener muchos likes y seguidores como el vanidoso? ¿acaso queremos perder toda
nuestra vida trabajando por algo ficticio como el hombre de negocios? ¿acaso
queremos arrepentirnos de nuestras decisiones y vivir con culpa y melancolía
como el bebedor? ¿acaso queremos perdernos de lo bello por aferrarnos a “serio”
como el geógrafo?
Sabemos que nada de esto
funciona ¿Por qué lo hacemos entonces?
Seguimos protocolos, títulos y etiquetas tan fielmente que
se dan situaciones ridículas ¿Por qué? Nos preocupamos en tener cosas tan
banales que no tenemos nada en realidad ¿Por qué? No somos felices ¿Por qué? La única persona cuerda que
encuentra el principito es el farolero, y es que en él encuentra una pisca de
humildad, de nobleza que ningún otro tenía, pero aun así él vivía a una rapidez
vertiginosa que no lo dejaba descansar, estresado, al igual que nosotros.
¿Queremos seguir
viviendo así? Porque así de
vacíos, superficiales e irracionales somos. “las
personas mayores son francamente extraordinarias” decía nuestro amigo, el
principito.
¿será entonces que
debemos volver a mirar a nuestro niño interior que hemos dejado atrás, acogerlo
y adoptar su comportamiento, para así no volver a caer en la frialdad? ¿hasta
cuándo dejaremos que el tiempo se nos vaya volando en cosas que ni siquiera
disfrutamos hacer? Reflexionemos.
¿Qué
tal si mejor practicamos la domesticación? Así el principito comprende
el significado del amor, del cariño. Una especie de amor que traspase las
barreras del tiempo y del espacio; un amor que se alimente con los detalles,
donde cada momento es una eternidad, donde una mano amiga puede cambiar tu
rumbo y terminar con los problemas. Un cariño y una empatía donde cada sonrisa
te entibie el corazón, no necesitarás más nada del mundo, porque “lo esencial”
será suficiente.
Lo esencial, esa palabra
mágica, la que es invisible a los ojos. Todos los días vemos indiferencia,
sufrimiento, desconexión. Buscamos la fama, el dinero, el éxito, pero nos
olvidamos de lo más importante, aquello que nos espera escondido en lo más
profundo de nosotros. Lo esencial, aquello que damos poco, un te quiero, un
gracias, un perdón, palabras mágicas que cambian vidas. Recuerdos, momentos,
risas, que dan más que un regalo material. Eso es lo esencial, todo lo que no
se ve, ni se toca, sino que se siente, y no con el cuerpo, sino que con el
corazón.
Cuando dos personas se
dan un abrazo de verdad, sus corazones se sincronizan en la misma frecuencia,
un momento totalmente mágico ¿hace
cuánto que no damos un abrazo de esos?
El
principito entendió que su rosa era esencial para su vida. Que es única en el
mundo por el simple hecho de ser importante para él. ¿Hemos entendido que es lo
esencial para nuestras vidas? ¿Qué hacemos por esas personas únicas? ¿Qué
tal si en vez de indiferencia e ignorancia, repartimos el amor que
supuestamente profesamos?
Me gustaría transmitirles
lo último que el principito me dejó al despedirse, esto fue su risa, me regalo
una sonrisa, así de simple y sencillo y es el mejor regalo que jamás alguien me
pudo haber dado, me la regaló en forma de cascabeles en las estrellas, y cada
vez que veo el cielo, me rio.
Espero estén
comprendiendo estas palabras y que resuenen en sus cabezas.
¡Me regaló su risa! Pero
no solo su risa ¡Me regalo el reconciliarme con mi niño interior! ¡Me regalo el disfrutar
de mi infancia nuevamente! ¡Me regalo una razón para sonreír! ¡Me regalo felicidad! ¡Me regalo una
enseñanza! ¡me regalo amor! me
regalo “lo esencial”
Y es también esto, lo
esencial, y todo lo que significa lo que les quiero regalar a ustedes esta
noche a través de las palabras.
Emoción, sensibilidad
y reflexión es lo que necesitamos para entender lo esencial y practicarlo en
nuestras vidas.
Emocionémonos,
sensibilicémonos y reflexionemos ya verán como cambia el mundo.

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