Busca en mi blog:

miércoles, 14 de noviembre de 2018

Cuento sobre el primer amor


El lobo feroz y el cerdito

Era una tibia tarde de principios de otoño cuando el grupo de teatro del curso segundo A del colegio San José se preparaba para dar una obra de teatro al final de la temporada, ese año les tocaba representar dos cuentos clásicos “los tres cerditos” y “caperucita roja”. Ese día se encontraban en el auditorio, la mayoría de los niños estaban ansiosos, ya que, el profesor les daría los papeles que tenían que interpretar.
– muy bien – empezó el profesor – elegí un personaje a cada uno según como se han desenvuelto en clases hasta ahora.
< partamos, Raquel, tú serás caperucita.
La niña estaba feliz, no tardó en comentarlo con sus amigas.
– Mateo – prosiguió, tú serás el cazador.
Así siguió hablando hasta que quedaron pocos personajes, algunos habían quedado satisfechos con sus papeles, otros no tanto, pero nadie estaba molesto.
– Enrique, tengo una tarea especial para ti, quiero que tu te encargues del intermedio, puedes contar algunos de tus chistes y hasta hacer trucos de magia.
El pequeño ya tenía un espectáculo preparado.
– Agustín, tú serás uno de los cerditos.
– ¡hey enano! Ese personaje de cerdo te queda perfecto – dijo alguien n el grupo, naturalmente todos se rieron.
 Agustín conocía esa voz de sobra, era Leo, él siempre lo andaba molestando y lo llamaba enano, por suerte el profesor intervino diciéndole a todos que pararan de reír y le dio el papel de lobo feroz a Leonardo, “ese papel si te queda perfecto” pensó Agustín, pero no lo dijo.
El día siguiente no estuvo exento de incidentes como el anterior, esta vez sucedió en el almuerzo, Agustín estaba comiendo con su mejor amigo y amiga, conversaban felices sin preocupaciones de cosas que solo importan a esa tierna edad de siete u ocho años hasta que llegó Leo a su mesa, se sentó sin preguntar incluso con la mirada incomoda de los comensales y dijo dirigiéndose a Agustín:
– oye enano, estamos en la misma obra, eres un cerdito y yo el lobo feroz ¿sabes lo que eso significa? – el niño lo miró confundido, no sabía lo que quería decirle – “soplaré y soplaré y tu casa derribaré – terminó con ese conocido paraje del cuento y se rio de su propia broma.
– estoy ansioso a que llegue el día de la presentación – agregó.
Aunque Leo sonreía la victima de sus bromas solo podía tomárselas como una amenaza, asustado salió del casino llorando, tanto fue el drama que el colegio tuvo que hacer una reunión donde estuvieron presentes ambos niños con sus respectivos padres y por supuesto, le llegaron regaños a Leo por todas partes, pero él  no entendía, lo único que trataba de hacer era ser amable con Agustín y acercarse a él, cuando le dijo que su papel le quedaba perfecto lo decía en serio, pues creía que su actuación le saldría bien, y lo que le trató de decir en el almuerzo, fue que estaba feliz de tenerlo como compañero en la obra, nunca quiso asustarlo, le decía enano porque le recordaba a un hermano menor, “no” se dijo, “es otra cosa” no sabía que pero era muy distinto, en cualquier caso, siempre lo arruinaba, quizás era porque siempre se ponía nervioso a su lado y para no parecer débil se ponía agresivo, ahora que sabía como se sentía mejor dejaría de hablarle.
El resto de los días pasaron sin novedades entre los niños, entonces por fin llego el día de la presentación, se notaba el nerviosismo y la ansiedad en el ambiente, había familiares en todo el auditorio, algunos arreglando el vestuario y maquillaje de sus niños y otros reservando asientos. El espectáculo fue muy lindo, aunque a algún niño se le olvido la línea en “la caperucita roja” y ocurrieron problemas con la escenografía de los tres cerditos, por lo demás lo mejor de la tarde fue el intermedio a cargo de Enrique, con su chistes y trucos de magia, Al final niños padres y profesores se fueron felices a sus casas.
Agustín y sus padres a pesar de todo lo ocurrido anteriormente, se sentían bien, cuando estaban por irse a casa, el niño se acordó que había dejado su mochila, la fue a buscar, estaba por volver con ella cuando escuchó a alguien llorar, era un llanto ahogado, silencioso, pero lleno de pena, Agustín se acercó a investigar y lo que encontró lo dejó perplejo, el que lloraba era Leo, olvidando todos los problemas que tuvieron, el niño se acercó compasivo y trató de abrazarlo, pero él se apartó bruscamente.
– ¡déjame! No me veas, soy hombre y los hombres no lloran – dijo tapándose el rostro.
– tranquilo no le diré a nadie ¿Qué pasó? – Leo al reconocer a Agustín sintió confianza y le contó, pasaba que sus padres no habían ido a verlo, el chico estaba solo y se sentía abandonado, la respuesta del niño fue que no importaba, que ellos se la perdían, pero que había hecho una gran actuación y que por hoy podría estar con él y su familia.
Entonces empezaron a recordar sus peleas, Leo se disculpó diciéndole que nunca quiso hacerle daño en realidad y Agustín lo perdonó y agradeció recordando algunas veces donde le había salvado el pellejo.
– entonces ¿somos amigos? – preguntó Leonardo tratando de avanzar
– mejores amigos – le respondió Agustín.
Felices con su nueva sana relación salieron del auditorio tomados de la mano.

hola, este cuento lo hice para mi taller de escritura, espero ue se haya entendido la idea, de todos modos lo explicaré, quería hacer un cuento de el primer amor de dos niños homosexuales, aunque no se nota el amor aún pues son muy chicos, pero no quería que el tema central fuera su homosexualidad sino que fuera el conflicto amor odio y como solucionaron sus problemas, etc, espero les haya gustado, hasta luego.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario