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viernes, 24 de agosto de 2018

Buscando la vida (prólogo)


Buscando la vida

(título temporal)

Prologo:

Noelia tenía 6 años cuando sus padres la llevaron al río por primera vez, aquel que era indispensable para que su pueblo viviera, era su única fuente de recursos y lo único que su gente conocía y quería conocer, la niña reía y saltaba en libertad por los cultivos de trigo y maíz que el arroyo alimentaba. Ellos vivían a un día de allí en las llanuras, pero cada dos meses su madre o su padre hacían el mismo recorrido para sacar agua del rio y rellenar el pozo de su familia y vecinos en una pequeña comunidad, esta era la primera vez que dejaban a Noelia ir con ellos.
Al fin la familia llego a la orilla, justo a tiempo de ver un hermoso atardecer, apenas la pequeña se dio cuenta que habían llegado, se conmocionó, nunca había visto nada parecido, un gran torrente de agua cristalina corría rápidamente hacia quien sabe dónde, a veces arremolinándose en posones o formándose en pequeñas cascadas, sus ojos se iluminaron y sonriendo metió sus pies lentamente en las frias y transparentes aguas con el debido respeto, descubriendo que no había peligro, una tierna emoción y un alivio la invadieron superando así su miedo, y queriendo más, metió sus mano en el rio y salpicó riéndose.
– ¡no te separes de la orilla! – escuchó gritar a su madre - ¿Por qué? Respondió la niña con esa curiosidad propia de ellos.
– porque la corriente es fuerte aquí y te puede arrastrar al mar.-
Satisfecha con la respuesta Noelia asintió y se dedico a jugar en el agua, chapoteando y salpicando mientras sus padres se dedicabas a rellenar las cubetas, de repente sintió intriga y mirando al río preguntó.
– ¿de donde sale tanta agua mami?
– no lo sabemos, nadie ha ido tan lejos y vuelto para contarlo. – le respondió ahora su padre tomándola en brazos para sacarla del agua.
– debe de ser un lugar muy bello para que nadie haya querido volver.
– no creó que tu padre se refiera a eso cariño - dijo la mujer a su hija sonriendo por la inocencia de sus palabras.
Pero Noelia ya no estaba escuchando, soñando despierta e ilusionada dijo – algún día iré a donde empieza el rio y los llevaré allí.
– claro que sí, pero será mejor que vayamos a casa por ahora.
La niña se quedo un rato más mirando el atardecer en el horizonte con ojos soñadores hacia donde el arroyo parecía nacer del sol.

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